El Sacro Monte representa tanto religiosa como artísticamente uno de los testigos más significativos de nuestro pasado cultural, imprescindible para comprender la Granada de la Contrarreforma.
Comienza su historia durante el pontificado del arzobispo Juan Méndez Salvatierra el día 18 de marzo de 1588, día del Arcángel San Gabriel, protector de los musulmanes, en que unos peones que trabajaban en el derribo de la Torre Turpiana, que era el antiguo minarete de la mezquita, para así avanzar en la construcción de la nueva catedral granadina.
Y he aquí que descubrieron, entre los escombros, una caja de plomo betunada y de escaso tamaño, que encerraba varios objetos: un lienzo triangular, una tablita con la imagen de la Virgen María, un hueso y un pergamino enrollado y doblado escrito en árabe, castellano y latín y con letras griegas que contenía una profecía del evangelista San Juan sobre el fin de los tiempos, rubricada con la firma de San Cecilio.
Pronto comenzaron los trabajos para su calificación, pero la muerte del arzobispo Méndez Salvatierra provocó la suspensión del proceso. A los dos años, en noviembre de 1590, entra en Granada el nuevo arzobispo don Pedro de Castro Vaca y Quiñones, sin duda la persona clave en los acontecimientos que se han desarrollado a partir de este momento y que se convertirá en adalid de los descubrimientos que se produjeron unos años más tarde en la antigua Valparaíso, en el camino de Iliberis hacia Acci.
Gracias a los descubrimientos, el Sacro Monte vino a ocupar el vacío producido durante los años de dominación árabe y Granada se coloca a la cabeza de las ciudades e iglesias hispánicas por haber sido el lugar elegido por el Apóstol Santiago para iniciar su ministerio y su predicación en España, según cuentan estas presuntas antiguas crónicas, que ahora sabemos fabuladas, pero que entonces se tomaron por verdaderas.
Para perpetuar la memoria de aquellos mártires, el arzobispo don Pedro de Castro funda, en 1609, la Abadía del Sacro Monte, concebida como un Santuario de los orígenes del cristianismo en Andalucía, como un gran relicario donde se conservarían y recibirían culto los hallazgos y libros encontrados, otorgándole una identidad propia en su pensamiento, en su arte y en su cultura.
El Sacro Monte representa, tanto religiosa como artísticamente, uno de los testigos más significativos de nuestro pasado cultural, imprescindible para comprender la Granada de la Contrarreforma. Los factores que convergen en su génesis, primeros momentos y posterior desarrollo, son de tal complejidad que definen en gran medida la realidad socioreligiosa de la Granada contrarreformista; realidad en donde se funde lo popular y lo culto, el más elevado misticismo con una profunda relajación social, enfrentamientos con tendencias conciliadoras.
El Sacro Monte surge, por tanto, como proyecto integrador, impulsado por la personalidad y la ideología de don Pedro de Castro, que se vio imbuido en la tarea de renovar la sociedad cristiana y crear, junto a la Corona, un nuevo catolicismo de Estado. Sus intenciones se vieron favorecidas por la sociedad granadina que se sumía en unos momentos de profunda crisis económica y de identidad.
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