la exposición

· Jurista

En 1588, obtuvo el grado de doctor en Sagrados Cánones por la Universidad de Valladolid. En 1556 tuvo que defender la causa contra su padre ante los Consejos de Indias y de Castilla, al cual se le imputaban más de veinte cargos, de los que destaca el de fraude al fisco, en su actuación como capitán general y gobernador de Perú. Cristóbal Vaca de Castro fue absuelto, excarcelado, tras más de diez años, y repuesto en el Consejo Real con antigüedad de 1545, fecha en que había sido detenido y procesado a su regreso de Perú. Muestra de la gran maestría y destreza en jurisprudencia de don Pedro de Castro al restituir la honra de su padre ante los tribunales.

· Inmaculista

Pedro de Castro fue un preclaro impulsor de la postulación moderna del misterio de la Inmaculada Concepción de María, actualmente grato a la Iglesia Católica en general y especialmente arraigado en la gente fiel desde tiempos remotos y que, sin embargo, en la época del arzobispo permanecía estancado en su indefinición dogmática. Pedro de Castro, encontró argumento y utilizó sus medios e influencias con el objetivo del reconocimiento de la Santa Sede. En uno de los Libros plúmbeos, titulado Fundamentos de la Ley halló el enunciado “A María no tocó el pecado primero”, etc. a partir de esa “revelación”, Pedro de Castro fue capaz de interesar y arrastrar con la fuerza de su convicción al rey y a la Corte, haciéndolos cruzados de su causa, hasta poner en vías de su definición dogmática el misterio.

· Mecenas

Don Pedro de Castro fue el gran bienhechor y patrocinador económico de la Abadía del Sacro Monte desde su fundación. Concibe el proyecto sacromontano como un complejo cultural y religioso que toma como modelo el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Para ello contrata al prestigioso arquitecto jesuita Pedro Sánchez. Tras su fallecimiento se preocupó por dejar bien dotada su fundación, a través de numerosas donaciones, quedando entre su principal legado los bienes procedentes del mayorazgo de su padre.

· Intelectual

Pedro de Castro comenzó sus estudios en Valladolid y los continuó en Salamanca, donde cursó Filosofía, Hebreo y Griego, y los Derechos Civil y Canónico, donde a pesar de su interés por el estudio de la Teología, se licenció en leyes y cánones en 1556. Obtuvo el doctorado en Sagrados cánones en la Universidad de Valladolid. En 1566 fue nombrado oidor de la Real Chancillería de Granada. En 1570 obtuvo también el cargo de oidor en la Chancillería de Valladolid. En 1578 alcanzó la presidencia de la Chancillería granadina y en 1583 fue nombrado presidente de la de Valladolid. Su formación y trayectoria personal nos hablan de un hombre culto, profundo conocedor de distintas disciplinas, unas por razones laborales: jurisprudencia, derecho, procedimientos jurídicos; otras derivadas de su vida eclesial: Teología, Patrística, Filosofía, Lenguas Clásicas, Sagradas Escrituras y otras derivadas de su entrega a los magnos proyectos que absorberán los últimos años de su vida: el estudio del árabe, lenguas orientales, cultura oriental y Mariología.

· Arzobispo

Después de rechazar el arzobispado de Tarragona (1586) y el obispado Calahorra (1587), aceptó el arzobispado de Granada (1589). Inmediatamente inició una visita general para conocer a fondo la realidad de su diócesis que le ocupó hasta 1593. Tras haber declinado la sede de Santiago de Compostela que se le había ofrecido, en 1610 fue nombrado arzobispo de Sevilla cuyo pontificado duró hasta el 11 de diciembre de 1623, fecha en que presentó su renuncia, pocos días antes de su muerte. En 1626, sus restos fueron trasladados desde la capital hispalense hasta la Abadía del Sacromonte.